lunes, 20 de agosto de 2012

Cuento neoyorquino de la paja en el ojo ajeno

Me la encontré cuando ella salía de los bajos de un coche aparcado en una rúa de Harlem. No pude evitar preguntarle, con aire regañón:
-¿Qué hace una ardilla como tú en un sitio como éste? ¿No estás un poco lejos de casa?

-Mira quién fue a hablar. Una maña que está a 10.000 kilómetros de la suya -me replicó con sarcasmo, riéndose en mi cara.

Me la quedé mirando, ofendida por su descaro. Parpadeé. Despacio, le pegué un sorbo a mi bourbon. Y opté por decirle lo que se merecía: 
-¡Touché!

1 comentario: