domingo, 18 de enero de 2015

Que se chinchen los esquimales

-Cariño, ¿no crees que las cosas entre nosotros se están enfriando últimamente?
-Pues ahora que lo mencionas, te diría que tal vez sí...
-Sí, ¿verdad? De un tiempo a esta parte, te noto conmigo de un glacial...
-Oye, que tú tampoco te quedas corta.
-Ya... Pero, ¿tú tienes algo contra mí?
-¿Contra ti? No. Qué va. ¿Qué voy a tener? ¿Y tú?
-No. Yo tampoco. Dios me libre.
-Ay, pues no se me ocurre qué nos puede pasar. ¿Qué será?
-No lo sé. Si quieres que te diga la verdad, no tengo ni repajolera idea, cariño. 

Y, a su alrededor, los grajos se pusieron a volar bajo. Muy bajo.
A uno, de tanto como la arrastró a ras de suelo, la pata se le partió.


miércoles, 7 de enero de 2015

Que nos quiten lo reído

A medida que me he hecho mayor, me he dado cuenta cada vez con más nitidez de que el sentido del humor es un privilegio de los inteligentes. Los que no se toman la vida demasiado en serio son afortunados y se enteran bastante mejor de qué va esta película.
El síntoma de que una sociedad ha evolucionado, ha superado sus complejos, sus traumas de niño de pecho y su ignorancia es que sepa reírse de sí misma. Y de las demás sociedades. Y que sepa encajar que se rían de ella.
El sentido del humor nos enseña a quitarnos importancia (y eso relaja mucho), a salir de nosotros mismos, de nuestras certezas, comodidades y apoltronamientos. Nos cuestiona, nos pone en entredicho y también pica pica en las narices para que estornudemos. Sólo así se puede mejorar.
A las épocas de esplendor les siguen las de decadencia y, con ellas, impepinables y de la mano, la sátira, la burla. Por instinto de supervivencia. Porque la risa es un mecanismo emético para sanar y purgar las sociedades, el único revulsivo capaz de sacudirnos las telarañas, los vicios adquiridos, las inercias, las ridiculeces enquistadas, a las que las carcajadas logran poner en paños menores delante de todo el mundo.
La risa es el mejor antídoto contra el engreimiento miope, contra esas verdades absolutas que son nitroglicerina pura. Y quien ha de responder al humor con balas se retrata a sí mismo: demuestra que no ha alcanzado aún el privilegio evolutivo de saber reírse. Todavía se halla anclado en esa fase primitiva del que no sabe entender las bromas.
Y el terror es sin duda un arma poderosa. Pero no nos engañemos. Es el recurso último y desesperado de los que no tienen bazas con las que jugar. Es el recurso de los débiles, de los cobardes, de los cortos. Los cortos de miras y de agallas.
Así pues, lloremos hoy. Lloremos mucho. Probablemente, también lloraremos mañana y pasado, que esta guerra promete ir para largo. Pero no dejemos nunca de reírnos. No renunciemos jamás a ese derecho que hemos conquistado a través de siglos de la cultura que nos define, ese derecho que es nuestro y con el cual, como civilización, ya tenemos mucho ganado. Que el burdo terror no nos impida ser quienes somos, ni decir lo que queremos, ni reírnos de lo que nos peta. Ésa será nuestra victoria. También la de quienes hoy se fueron.
Las balas hacen ruido, pero lo importante es que sepamos reírnos más alto. Es el mejor homenaje que podemos rendir a quienes se atrevieron a luchar con sonrisas y lapiceros. A fin de cuentas, que nos riamos, visto lo visto, es lo que más les jode. Porque saben que alguien ha dicho un chiste en la sala pero los pobres bárbaros no lo entienden.
Ahora y siempre, quien ríe el último, ríe mejor. Y quien se ríe, gana siempre.


martes, 6 de enero de 2015

La estrella de Oriente no contaba con la niebla de Zaragoza

El Ayuntamiento de Zaragoza acaba de activar la alerta naranja (y aunque el equipo de gobierno municipal no quiere ser alarmista están considerando la posibilidad de activar la rojo burdeos) por peligro de que los niños maños se queden sin juguetes esta noche ante la existencia de unas nieblas que dejan en ridículo y llorando a las londinenses y que, tras abatirse a primeras horas de esta mañana sobre la capital del Ebro, persisten a esta hora, las muy insolentes de ellas. Para muestra, la fotografía. 




Allí al frente hay un respetable edificio. Nadie lo diría, ¿verdad, señores? Pues lo hay. Fíense de mí, que juré por la facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra decir la verdad y nada más que la verdad (además de algún chascarrillo de vez en cuando y algún que otro chiste cuando me levanto graciosa).
En fin, que los Reyes hoy en Zaragoza no se van a encontrar ni el ojete para tirarse un pedo. Como para encontrar la casa de alguien, por mucho que interceda Google maps. Desde el Consistorio zaragozano piden a regiones más soleadas y diáfanas un acto de solidaridad en nombre del pacto de las autonomías y la Constitución del 78 (mientras nos dure). Vamos que, si os sobran juguetes, que nos los paséis. Gracias.

viernes, 2 de enero de 2015

La singularidad de 2015

La verdad sea dicha, a estas horas ando un poco desconcertada. Pensaba que todo el mundo iba a apresurarse en señalar lo obvio, porque hay verdades absolutas que se imponen por sí mismas y obran el milagro de poner de acuerdo a la humanidad, y de generar mágicas corrientes de amor y concordia y sintonía, y de aumentar las ventas de Paulo Coelho... y no. Nada. Ando a caballo entre la sorpresa y la decepción, para qué nos vamos a engañar. Esperaba más de la humanidad en su conjunto. Se conoce que el planeta entero está tan afanado en publicar en su muro de Facebook esos resúmenes biográficos (algunos diríase que hagiográficos más bien) con los que autoacariciarse el lomo, que nadie ha perdido unos insignificantes segundos de su tiempo en darle valor a lo evidente. A lo esencial. Así que nada: seguid a lo vuestro. En vista de que nadie lo dice, tendré que decirlo yo.
¿En serio no os habéis percatado de que 2015 es el único año de este siglo (EL ÚNICO, COMO SI ESO FUERA MOCO DE PAVO) acabado en 5 con el que no se va a poder hacer LA rima (sí, ésa en la que todos estáis pensando y que no pienso repetir pero que, por si quedaban dudas, habla de culos y de hincar cosas).
Pues eso: que, con semejantes credenciales, puede que 2015 vaya a ser un año malo para la poesía, pero lo que es seguro es que va a ser especial (o, cuando menos, especialito, de los de echarles de comer aparte). ¿Qué mejor excusa para disfrutarlo? Sed felices.

Trigésimo séptima fáctula en Mayhem Revista: "Mañana será otro año"

Por aquí dejo la última fáctula de 2014. En 2015, no sé si mejor, pero sí más, porque, efectivamente, como diría la señorita Scarlata, "Mañana será otro año". Que la disfrutéis. Tanto como la noche. Hasta la próxima lectura, salaos!

http://www.mayhemrevista.com/2014/…/31/manana-sera-otro-ano/