martes, 26 de septiembre de 2017

Duermevela

Al abrir los ojos me he encontrado con tus ojos ya abiertos.
Dos medias esferas esmaltadas de blanco y azul por la media luz que entra por la ventana de la habitación. Mudos, pero insistentes, me piden algo. O tal vez me lo ofrecen. Que ni hoy, ni acaso nunca más, volvamos a seguirle el juego a estos días que empiezan siempre igual y terminan parecido. Que nos rebelemos. ¿No ves que somos presos? Mucho. Muchos. Pero, ¿lo somos? ¿O sólo lo estamos? Quizás no sea descabellado no dejarles pasar. Mandar a esparragar a la morralla, que nos desgasta y nos encofra el corazón, que lo gangrena todo. O casi todo. Salvemos al menos esa pequeña, fresca pulpa de naranja que sí importa, y que nos gusta, y quedémonos chupándola despacio entre las sábanas.
Luego no sé qué ha pasado. He dejado de ver tus ojos. He vuelto a cerrar los míos. Puede que me haya dormido. O que la rebelión ya haya empezado.