viernes, 31 de agosto de 2012

Cuentos neoyorquinos de (última) luz de agosto

 Ella estaba angustiada. El bebé no paraba de berrear. Su llanto la ponía nerviosa y le entristecía. Pronto se les acabaría la leche. No les quedaba nada atrás. Sus últimos ahorros los habían gastado en los pasajes de aquel tren. ¿Y para qué? Tampoco sabían a dónde iban. Él, sin embargo, tenía una sonrisa plácida en el rostro.
-Bueno, ¿y qué vamos a hacer?
Él se tomó un instante antes de responder.
-Bajarnos en la próxima parada.
-¿Y qué hay ahí?
La miró a los ojos y le dijo:
-¿No lo ves? El atardecer.



                                                     El ocaso de un imperio
 




















El alguacil de la prisión, de un tiempo a esta parte, estaba recibiendo muchas quejas sobre el preso de la celda número 209. Un día sí y otro también venía un carcelero distinto a decirle que no le pensaban llevar más la comida al recluso porque, en cuanto lo intentaban, les quemaba los dedos y los ojos. El alguacil hacía oídos sordos a aquellas disparatadas protestas, hasta que un día que lo despertaron de la siesta, quiso saber, furioso y dando una patada a una silla: "¿¿Pero se puede saber a quién cojones tenemos encerrado en la celda 209??".
-Al sol, su señoría...

miércoles, 29 de agosto de 2012

Bestiario de Piar VII (y última entrega): la flipada

La piar flipada es aquella que ha sobredimensionado completamente la realidad y, especialmente, la importancia de aquel a quien representa. Y no en el sentido positivo de querer hacerle la comunicación abnegadamente para que llegue lo más alto posible y a cuantos más sitios, mejor. Al contrario. Esta piar piensa que, juntos y gracias a ella, ya han llegado. Aunque a su representado no lo conozcan ni en su casa a la hora de comer. Así que, cuando intentas ponerte en contacto con ella, practica el sofisticado arte de hacerse la interesante. La más descarada que me ha tocado aplazó la cita con el actorzuelo de segunda al que le llevaba la comunicación más de cinco veces en la misma semana. Esgrimió todo el inventario de excusas para estas ocasiones: oye, que es que le ha surgido otro compromiso, oye, que es le ha salido un grano y ha tenido que ir a explotárselo de urgencia, oye, que es que se le ha muerto un amigo... Tristes eufemismos para disfrazar la amarga verdad: que al actor, hacer la entrevista no le salía del escroto (es decir, del forro de los cojones). Al final, tienes que resignarte y decir: Mira, Greta, ya veo que en esta vida no ha habido suerte, así que le entrevistaré en la próxima reencarnación (y sólo si el karma decide castigarme por mis pecados y me vuelve a tocar ser periodista, que si no, ¡já!,vas lista). Pero sin duda, algunas piar flipadas tienen más gracia que otras. Conocí a una graciosísima. Y con unas ideas tan deslumbrantes que, un poco más, y erradica el hambre en el mundo ella sola. Me mandó un correo (y lo copio textualmente para que no me podáis acusar de que exagero), que rezaba así: “Tb habia pensado que podrias recoger a Laura (su representada) en la peluquería, una de las mas famosas en NYC”. Claro, Colleen (sí, era española pero se hacía llamar Colleen), cómo no. Si la profesión estaba humillada, esto era ya lo que nos faltaba. Ir a recoger a las fuentes a la peluquería. Y oye, que digo yo. Que, si te parece, como cuando hago malabarismos con el trípode, la cámara, la libreta y la grabadora, aún me sobra libre un dedo meñique, también puedo irme de compras con ella y llevarle las bolsas. E ir tarareando la canción de “Pretty Woman”, para que se compre los Louis Vuitton con ambientación y más a gusto. Aquí lo único que importa es que tu representada se sienta realizada. Y quién soy yo para aguarle la fantasía.

En fin, lo que hay que aguantar. Pero la cosa es que lo seguiré aguantando. En primer lugar, porque hay que reconocer que, muchas veces, sin el trabajo de las piar, el tuyo tampoco saldría adelante. Y en segundo, porque, tal como está el patio en el tema laboral, (y aunque la idea resulte inquietante), el día menos pensado yo misma podría tener que cambiar de bando y pasarme al lado oscuro. A ese lado oscuro llamado el mundo de las piar, que he intentado catalogar para hacer mi particular contribución a la ciencia. Fue un placer presentaros a la efusivo-hipócrita, a la gorilera cara de perro, a la salvapatrias, a la kafkiana, a los chicos de Sotheby's, a la florero empty-mind y a estas flipadillas. Aunque la serie veraniega se acaba aquí, prometo seguir oteando el horizonte. Si descubro un nuevo ejemplar (no en vano algunos entendidos afirman en sus tesis doctorales que hay más especies de piar sin descubrir que de insectos), seréis los primeros en saberlo.

sábado, 25 de agosto de 2012

Retos a la lengua

Ayer me enfrenté en el metro a un reto lingüístico sin precedentes, consistente en pedir indicaciones sobre cómo llegar a un lugar a un señor que resultó ser un gringo tartamudo. El primero que me encontraba en mi vida. De entender su inglés o no dependía el llegar a mi destino o vivir la experiencia traumática de bajarme en una parada errónea y quedar perdida y desamparada en la inmensidad de Brooklyn, ese barrio que tanto nos aterroriza a las señoritas de bien criadas en las bondades de Manhattan y sus calles numeradas. ¿Y qué pasó al final? Tatatachán, tatatachán... La incertidumbre os corroe, ¿eh? Pues que ¡¡¡llegué, llegué, llegué!!!

Tiroteo en el Empire State

Momento de dar la cara...

http://www.efe.com/efe/noticias/america/patrocinada/tiroteo-nueva-york-vuelve-reabrir-debate-sobre-armas/2/1040/1855203


31 de agosto

 Hoy hemos amanecido con un nuevo tiroteo, esta vez en un supermercado de Nueva Jersey, donde un individuo, empleado de la tienda, mató a dos compañeros de trabajo. Se está popularizando tanto en Estados Unidos esta moda de acribillar a los colegas que, en un telediario, han aleccionado, mediante una recreación con actores, sobre el protocolo a seguir si el tipo que se sienta a tu lado en la oficina saca de pronto un bazoka y empieza a hacer prácticas de tiro al blanco tras la máquina del café... Definitivamente, en este país algo falla.

jueves, 23 de agosto de 2012

Bestiario de Piar VI: la florero empty-mind

Esta piar será incluida en el próximo catálogo de Ikea, en la sección de decoración inservible. Porque, básicamente, para eso están: adornan, pero no reúnen el antaño valor en alza de la funcionalidad. Son el paradigma aritmético de las cosas directamente proporcionales: cuanto más oxigenado es el rubio, más corta la falda y más largos los tacones, más tontas son. Y más hay en el evento. 

Esto pone en tela de juicio el sentido último de la política de contratación piaril. ¿Por qué pagar cinco sueldos a otras tantas cabezas huecas pudiendo pagar uno solo a un cerebro medianamente gris? Misterios de Cuarto Milenio que ni siquiera Íker podría resolver. Algunas cosas no han sido concebidas para que el género humano las entienda y ésta es una de ellas.

Se trata de un auténtico estudio antropológico ver a estas barbies pulular en grupitos, como si fueran al baño todas juntas, cuchicheando, mirándose aterradas entre ellas y echando balones fuera ante la primera consulta que les formulas, totalmente superadas por la situación.
 Su desbordamiento termina por darte lástima, y acabas guisándotelo y comiéndotelo tú sola. Pero aún hay dos subcategorías. 

Por un lado, está la que intuye sus propias limitaciones y se angustia por ello. Ésa tiene la decencia de disculparse por su incompetencia. Pero como tampoco le da la mollera para discernir el sentido de la oportunidad, comienza a revolotear detrás de ti, mientras intentas hacer tu trabajo, entorpeciéndote con sus demandas de perdón. “Oh, I am so sorry”, te dice consternada, retorciéndose los dedos y pegada a ti como una lapa. Y al final tienes que acabar consolándola con tus dotes de terapeuta nata. “Oye, pareces muy maja y todo eso, y me encantaría quedarme para que superáramos este mal trago juntas, pero me esperan para cenar”. 

El otro espécimen está complacido con su estupidez, y la exhibe sin vergüenza ninguna, con la frente bien alta y una expresión de reina en su trono, satisfecha con la ocasión que le han brindado para lucir modelito nuevo. Tú eres un gusano, y ella la estrella invitada. A éstas lo mejor es dejarlas estar. Perdónalas, periodista mío ejerciendo en NY, porque no saben lo que hacen. Y no bromeo. Realmente es que no tienen ni repajolera idea.

lunes, 20 de agosto de 2012

Cuento neoyorquino de la paja en el ojo ajeno

Me la encontré cuando ella salía de los bajos de un coche aparcado en una rúa de Harlem. No pude evitar preguntarle, con aire regañón:
-¿Qué hace una ardilla como tú en un sitio como éste? ¿No estás un poco lejos de casa?

-Mira quién fue a hablar. Una maña que está a 10.000 kilómetros de la suya -me replicó con sarcasmo, riéndose en mi cara.

Me la quedé mirando, ofendida por su descaro. Parpadeé. Despacio, le pegué un sorbo a mi bourbon. Y opté por decirle lo que se merecía: 
-¡Touché!

domingo, 19 de agosto de 2012

Willy Fog motorizado

Este hombre es la clase de loco al que le pediría que me hiciera un sitio en su moto para marcharme con él. Miquel Silvestre. Un grande.

http://www.diariovasco.com/
agencias/20120817/gente/miquel-silvestre-pone-nueva-york_201208171925.html

http://video.latam.msn.com/watch/video/los-diarios-de-motocicleta-de-un-escritor-espanol-que-le-dio-la-vuelta-al-mundo/1gjjuy2w3?cpkey=ab6914dd-1a02-4e54-8c59-d95ccb23a5c4||||

sábado, 18 de agosto de 2012

Ecografía de primogénito

Ésta es la portada de mi primer y futuro libro. Como ver la ecografía de tu primogénito.


Bestiario de Piar V: los chicos de Sotheby's

En un mundo dominado abrumadoramente por mujeres, la casa de subastas Sotheby's ha adoptado una política en materia piar muy inteligente a mi juicio. Ha apostado sin ruborizarse por que sean varones los que le lleven la comunicación. Varones, puntualizo, que reúnen los siguientes requisitos: atractivos, pero no de modo apabullante, sólo agradable. Eficientes, pero no de manera intimidatoria como las piar salvapatrias (entrega III de la serie). Afables, pero no en modo falso, como las piar efusivo-hipócritas (entrega I de la serie). Se les nota el gimnasio, pero no lo bastante como para dudar de su coeficiente intelectual. Es decir, lo tienen todo, pero con sentido de la mesura. Y ahora diréis que estoy ejerciendo una discriminación positiva en favor del sexo "fuerte". Pero nada más lejos de la realidad. ¡Ni por mientes! Y el morbazo (siempre hipotético, desde luego) de que un mozo bien plantao te mande notas de prensa sobre arte de posguerra y fotografías de cuadros de Rothko en alta resolución no distorsiona en modo alguno mi imparcialidad al juzgar este asunto. Así que ya lo sabéis. Punto positivo para los chicos de Sotheby's. Y no hay más que hablar.

domingo, 12 de agosto de 2012

Bestiario de Piar IV: la kafkiana

La piar kafkiana es aquella con la que llevas semanas intercambiando correos electrónicos para conseguir que incluya tu nombre en la lista de algún evento guay del paraguay. No la has visto en tu vida pero es ya una de tus habituales del gmail. Incluso te mandó un christmas por Navidad. Cuando llega el señalado día y te personas en el lugar de autos, te identificas ante la señorita de turno apostada en la puerta y ésta comienza a consultar una lista repleta de nombres. Y el tuyo no está. "Sorry, miss". 

Te hacen repetir el medio de comunicación del que vienes. Esperas con paciencia, temiéndote lo peor, mientras repasan la lista. Pero, si no te han encontrado la primera vez, ya se sabe que segundas partes nunca fueron buenas, así que tampoco suele sonar la flauta. Entonces, como eres una persona con recursos (hay que serlo en este mundo gobernado por piar y sus leyes arbitrarias) te sacas, con ademán teatral de prestidigitador, el móvil de la chistera, y le muestras los correos que acreditan que estás invitada. Al ver el correo, los que te han interceptado intercambian entre ellos una mirada de nerviosismo y musitan: "Oh, Joanna, está en la lista de Joanna...". 

A partir de ahí empieza un exhaustivo rastreo para determinar el paradero de Joanna. Te ves empujada a una inextricable burocracia en la que tienes que ir superando barreras sucesivas de piar, pertrechadas con sus respectivas listas de nombres. Listas enormérrimas, con más nombres que gente en el evento, a excepción del tuyo, que sigue sin estar. Te aferras al correo electrónico como si fuera un talismán, y lo vas mostrando como si pidieras tu ración de condumio en un campo de refugiados, repitiendo "Marta, from I Ef I", como si se tratara de un mantra para abrir las puertas de Tebas. 

Esta historia puede tener dos desenlaces. La primera: que tras someterte a varias pruebas de ADN, intelectuales, de aptitudes psicomotrices y controles de alcoholemia, acabes encontrando a Joanna, quien te da un abrazo porque intuye por tu cara desencajada que las has pasado canutas para llegar hasta allí. 
La segunda: que Joanna no aparezca nunca y terminen dando por sentado que es una entelequia producto de tu mente esquizofrénica. En ese caso te dejan pasar por misericordia hacia tu lastimoso estado de salud mental. "Pobre niña loca, que en ocasiones ve piar... y se manda emails con ellas". Te indignas ante esta insultante posibilidad, pero el hecho es que jamás vuelves a saber de Joanna. Y esa piar pasa a formar parte de ese territorio de leyenda en el que piensas con un escalofrío antes de dormirte en las noches de luna llena.

jueves, 9 de agosto de 2012

Sexo en Nueva York (cuando no eres Carrie Bradshaw)

Ayer tuve que dar la noticia de que en Nueva York iban a regalar 10.000 vibradores, que serían dispensados en los típicos carritos de perritos calientes que hay en cada esquina de la ciudad (el de marketing se curró la asociación de conceptos y tal). Bueno, escribir sobre vibradores es una forma de ganarse la vida como otra cualquiera. Intuí que por esta cobertura no me haría merecedora del Pulitzer, pero en fin, también cumplía cierta función social suministrando esta información para una clase específica de necesitados. Sin embargo, equiparándose en trascendencia a los temas que sí reciben este premio, hoy tuve que volver a escribir sobre ello (noticia más leída de elmundo.es, como no podía ser menos), porque el asunto trajo cola. Concretamente, largas colas, de hasta 300 personas que se congregaron ante los llamados carritos del placer (debidamente identificados, para evitar malentendidos), ansiosas por conseguir gratis un vibrador que normalmente cuesta 40 dólares. En una ciudad donde ser soltero o divorciado no es un estado civil sino un genotipo, mentar un vibrador es lo mismo que decir fiesta asegurada. ¿Y qué pasó? Pues que el alcalde Bloomberg se la aguó a más de uno. Cuando sólo llevaban 40 minutos repartiendo los juguetitos, las autoridades obligaron a los carritos a echar el cierre, porque no tenían los permisos pertinentes y porque se habían formado unas aglomeraciones que dificultaban el tránsito de los viandantes no viciosos. Vamos, un coitus interruptus en toda regla. Varios ciudadanos señalaron con disgusto que Niñera Bloomberg, como se ha apodado al alcalde por sus medidas excesivamente intervencionistas para la liberal mentalidad americana, ya les ha prohibido fumar, beber coca-colas tamaño extra grande... ¡y ahora esto! "Tengo 57 años. ¡Debería poder tener un vibrador", lamentaba una de las afectadas insatisfechas.No sé si la carrera del ex-demócrata se recuperará de este gatillazo. A fin de cuentas, nada hay tan imperdonable como que te dejen a medias.




martes, 7 de agosto de 2012

Bestiario de Piar III: la salvapatrias

La piar salvapatrias resulta intimidante. Hace todo mucho mejor que tú. Controla horarios, kits de prensa con comunicados en todos los soportes, la agenda de sus representados y el servicio de cátering con chasquear los dedos de una mano (tallados con una manicura perfecta, por supuesto), y sin dejar de correr sobre unos tacones más largos que la ruta 66. No sonríen más de lo necesario, para ser eficientes en la gestión de su energía, pero siempre tienen una solución medianamente satisfactoria en la boca. A estas piar sientes deseos de preguntarles: "Oye, guapa, pero tú ¿cómo has terminado aquí, si podrías dominar el mundo?". Sin embargo, también a ellas se las puede coger en un momento de debilidad. Por ejemplo, llegando diez minutos antes de la hora a la que te habían citado. Mi impuntualidad retroactiva me permitió descubrir a uno de estos especímenes en uno de esos momentos: ya perfectamente maquillada, embutida en un ceñidísimo vestido rojo y encaramada a sus tacones. Todo irreprochable, a excepción del peinado. Su cabeza estaba sembrada de moñitos cogidos con gomas de colores que la hacían parecer recién salida de una convención de cómic manga. "Esta tía es una moderna", me dije para mis adentros. Craso error. De pronto, se soltó las gomitas una a una y los moñitos se vieron sustituidos por unos tirabuzones niquelados. Me quedé patidifusa y me entraron ganas de entrecerrar los ojos, entreabrir la boca y menear la cabeza reconociendo: "Qué pérfida astucia la tuya... Conque ése era tu secreto... Menudo as te estabas guardando en la manga, pájara". Habría sido bonito vivir con ella esa pausa dramática, pero me resultó imposible porque, a la  que me di cuenta, ya me sacaba varios centenares de metros de ventaja sobre sus tacones motorizados, y tuve que correr tras ella. La filosofía con éstas es clara: no las querrás, puede que hasta las envidies, pero respétalas (lo que no será difícil), porque ten por seguro que acabarán haciéndote falta. "A piar saved my life tonight", que les cantaría Elton John.

sábado, 4 de agosto de 2012

Bestiario de Piar II: la gorilera cara de perro

Las piar cara de perro se caracterizan porque en su juventud pretendieron hacer carrera en el mundo del gorilaje de discoteca, pero no cultivaron suficiente músculo y no las dejaron. Para resarcirse, intentan reproducir las técnicas de sargentona de la Gestapo en cócteles y desfiles de moda. Les han asignado una pequeña parcelita de poder y están encantadas de explotarla. Y que no se cantee ni el tato. Siempre tienen una restricción o un inconveniente en la boca, así que acaban siendo un soberano fastidio. Y, consecuentemente, intentas pasártelas por el pito del sereno para que no dificulten en exceso tu trabajo. Una piar está para hacerte más llevadera la vida o para complicártela. Y estas individuas han optado por joder la marrana. Cuando te sorprenden en flagrante delito, ingeniándotelas para burlar su autoridad, te espetan "miss, no", con una sonrisa helada con la que quieren decirte mucho más: "Oye, tía, no te araño la cara aquí mismo porque perjudicaría la imagen de mis representados, pero como insistas en desobedecer las normas, tú y yo nos veremos en la calle (en la duodécima avenida, que es más chunga) al rayar el alba. Tráete padrinos. Como arma, elijo los tacones, y que sepas que no tengo miedo a pelear en el barro". Entonces, tú recoges el guante que te han cruzado por la cara y replicas "acepto el duelo", señalando con un imperceptible pero elocuente movimiento de cejas el trípode de la cámara de vídeo, para especificar que ésa es el arma de tu elección. "Y, aquí donde me ves, fui tiradora de jabalina en mis años mozos", añades en ese desafío telepático. ¿Resultado? Que las piar vaca-burras van y, sistemáticamente, se me achantan. Perro policía ladrador, poco...

miércoles, 1 de agosto de 2012

Bestiario de Piar I: la efusivo-hipócrita

Empieza agosto e inicio una serie veraniega para dinamizar el blog y el estío (y que no se transforme en hastío). Voy a diseccionar, catalogar e inventariar el fascinante mundo de lo que a partir de ahora llamaré las piar. Procedo a explicar la palabreja: es la transcripción de la pronunciación en inglés de las siglas PR, las cuales responden al término Public Relations (es decir, relaciones públicas, de empresas, instituciones, museos, artistas y todo ente que aspire a tener existencia en la Gran Manzana). Las piar, como se las conoce coloquialmente en Nueva York, son las contrapartes impepinables del periodista medio. La puerta de acceso a la noticia, el filtro sine qua non el asunto informativo no prospera. Por eso hay que estar a buenas con ellas. Sin que hacerlo implique bajar la guardia y que se te suban a las barbas. Se trata, por tanto, de un alambicado equilibrio de amor-odio, de recelo y dependencia... como todas las buenas relaciones, vamos, y, como tales, cada una es un mundo. Haber piar las hay, como las meigas, en todos los rincones del planeta. Pero, al igual que en el resto de ámbitos de la vida, en Nueva York el bestiario de especímenes se amplía, de ahí que me sienta en la obligación moral de acometer la tarea de clasificación desde aquí, convencida de que será de más utilidad y más orientativa. Porque las piar vienen sin manual de instrucciones, pero es más fácil manejar a tu enemigo si lo conoces.

Inicio la serie con una de mis preferidas: la efusivo-hipócrita.
La ventaja de la piar efusivo-hipócrita radica en que es altamente reconocible. Se identifica en un abrir y cerrar de ojos. Se trata de esa mujer anglosajona en la treintena que emitirá un gritito de júbilo cuando te vea aparecer por la puerta y que comenzará a correr hacia ti sobre unos tacones largos como un día sin pan, con el mismo ímpetu y candor que Heidi pradera abajo. "¿Viene hacia aquí? ¿En serio se dirige hacia aquí? ¿Es por mí? Oh, my God, parece que sí", te dices para tus adentros, con nerviosismo y angustia crecientes, mientras la ves aproximarse al galope, rezando para que calcule bien sus pasos y se detenga antes de que su tacón de Manolo Blahnik se incruste en tu dedo gordo del pie y te lo triture. Un tacón que ha costado más de 1.000 dólares tiene que ser destructor de necesidad.
Pero la piar suele detenerse a tiempo, justo antes de dejarse caer en tus brazos, aclararte que es Audrey (siemrpe tienen un nombre así) y que está encantada de verte. Para agregar a continuación: "Por cierto, y tú eres...". Te identificas. "¡Oh, claro, Marta, por supuesto, ¡cómo no! Aquí te adoramos, Marta, ¿lo sabes, verdad?". Le respondes que obviamente, que sabes de buena tinta que eres adorable, y que huelga decir que tú también la adoras a ella. A partir de ese punto, Audrey asiente a todo lo que le cuentas, abriendo desmesuradamente los ojos y cabeceando con energía en señal de comprensión, intercalando palabras como "sure", "absolutely" o "nice". Aparte de desplegar este encomiable ejercicio de empatía, intenta resolverte la papeleta como mejor puede. Lo logre o no, te despide agitando la mano como si partieras en una travesía trasatlántica, con una sonrisa estirada hasta las orejas y diciendo "cenquiuuuuu", con la voz más aguda de la escala tonal. Te marchas del sitio pensando que qué encanto la tía ésta, pero unos minutos más tarde, una vez disipada la emoción del encuentro, te asalta la duda de si Audrey no habría preferido estar tostándose en la playa en lugar de haciéndote la pelota. Y te quedas con la horrible sensación de que Audrey, durante todo ese rato, ha estado, en realidad, cagándose en tus muertos.