sábado, 4 de agosto de 2012

Bestiario de Piar II: la gorilera cara de perro

Las piar cara de perro se caracterizan porque en su juventud pretendieron hacer carrera en el mundo del gorilaje de discoteca, pero no cultivaron suficiente músculo y no las dejaron. Para resarcirse, intentan reproducir las técnicas de sargentona de la Gestapo en cócteles y desfiles de moda. Les han asignado una pequeña parcelita de poder y están encantadas de explotarla. Y que no se cantee ni el tato. Siempre tienen una restricción o un inconveniente en la boca, así que acaban siendo un soberano fastidio. Y, consecuentemente, intentas pasártelas por el pito del sereno para que no dificulten en exceso tu trabajo. Una piar está para hacerte más llevadera la vida o para complicártela. Y estas individuas han optado por joder la marrana. Cuando te sorprenden en flagrante delito, ingeniándotelas para burlar su autoridad, te espetan "miss, no", con una sonrisa helada con la que quieren decirte mucho más: "Oye, tía, no te araño la cara aquí mismo porque perjudicaría la imagen de mis representados, pero como insistas en desobedecer las normas, tú y yo nos veremos en la calle (en la duodécima avenida, que es más chunga) al rayar el alba. Tráete padrinos. Como arma, elijo los tacones, y que sepas que no tengo miedo a pelear en el barro". Entonces, tú recoges el guante que te han cruzado por la cara y replicas "acepto el duelo", señalando con un imperceptible pero elocuente movimiento de cejas el trípode de la cámara de vídeo, para especificar que ésa es el arma de tu elección. "Y, aquí donde me ves, fui tiradora de jabalina en mis años mozos", añades en ese desafío telepático. ¿Resultado? Que las piar vaca-burras van y, sistemáticamente, se me achantan. Perro policía ladrador, poco...

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