viernes, 26 de julio de 2013

Periodismo in extremis

A riesgo de parecer mi profesora de Epistemología de la Comunicación, o como diablos se llamara esa asignatura de Tercero de carrera que nadie llegó a entender nunca muy bien, he de decir que, en circunstancias como la del accidente en Santiago, te das cuenta de que a las personas nos interesa lo que pasa, desde luego, pero también, y casi más en proporción, nos interesa cómo nos cuentan lo que pasa. Es normal que en Twitter los propios periodistas comentemos qué colegas lo han hecho bien, quiénes mal... pero es que la gente de a pie también alaba y denuesta, también recrimina y aplaude. Un ser humano, una sociedad, y por supuesto los medios de comunicación, nos retratamos en las emergencias. Y el público no lo pasa por alto. En eso, he de dar la enhorabuena a mis compañeros de la SER, porque en lo tocante a buena y completísima cobertura os estáis llevando la palma. Bravo por vosotros. En el otro extremo, no puedo evitar hacer alusión a alguna cagada como una que me toca de cerca. Sé que la portada de un periódico regional, que ni siquiera es de la región afectada, no pone ni quita mucho, pero quien haya acudido a informarse al Diario Vasco en el día del accidente se habrá encontrado con una foto a media página de Jamie Cullum en el Jazzaldia, debajo un gran titular referente a una incineradora de residuos y, en pequeño, encima del anuncio de un cuchillo de 4 euros y una hoja de 17 centímetros junto a tres filetes de carne cruda (sí, sí, como lo leéis... ¡¡¡¡tres filetes de carne cruda!!!!), el titular del accidente... Un topo tiene más vista. Recordemos además que la tragedia se produjo a las ocho de la tarde... tiempo más que suficiente para que alguien hubiera tomado decisiones sobre la pertinencia de la portada y el criterio de la relevancia... un poquito de agilidad en la reacción, por favor.

Pero me preocupa más el juicio paralelo y sumarísimo que ya se está celebrando en algunos medios sobre la culpabilidad del conductor del tren, basándose en la captura de su perfil de facebook. En primer lugar, es una actitud de paparazzis: husmear en la mierda de los demás, a ver qué podemos rapiñar. Y en segundo, sé lo atractivo que es calzarse la toga y el mazo sin haberse calzado previamente los años de estudio de una oposición... pero, por favor, dejemos que cada quien haga su trabajo. Si algún día la Justicia determina que este señor era un fitipaldi, pues muy bien, ya nos escandalizaremos entonces y rechinaremos dientes. Pero, hoy por hoy, este hombre ya tiene bastante con su propia conciencia.

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