Tenía que decírtelo
Mira,
chata, por mucho que Quique González presuma de que "tenía que
decírtelo", como ni él ni, al parecer, nadie más se atreven a hacerlo,
te lo diré yo, dado que has colmado el límite de mi paciencia. Esto pasa
de castaño oscuro. Lo poco gusta y lo mucho cansa. Si te hemos dejado
venir con nosotros hasta ahora ha sido solamente por pura y simple
cortesía, pero, por si no lo sabías, te has convertido en la típica
indeseable que se acopla a todas las fiestas sin que nadie la haya
invitado, así que haznos el favor de darte por aludida. Tía, eres un
plomo, más pesada que una vaca en brazos. Literalmente, ya no le caes
bien a nadie. Hay quien me ha aconsejado que no te dijera nada, porque
iba a herir tus sentimientos. Pero, sinceramente, llegados a este punto,
tus sentimientos me importan un rábano. Llámame borde si quieres, pero,
en lo que a ti concierne, estoy de vuelta de eso que denominan tacto o
delicadeza. He creído que tenías que saberlo. No te lo puedo decir más
claro: en serio, Lluvia, lárgate. Lárgate con Viento Fresco. Y tened
muchos hijos. Pero lejos, por favor. Muy lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario