Lorca y Nueva York. Lorca y Eibar. Siempre Lorca.
Cuando
me fui a Nueva York, lo hice con un ejemplar de este libro debajo del
brazo. Para leerlo en el Harlem donde Lorca lo escribió. Ahora, el libro
vuelve a Nueva York por su cuenta y riesgo. Bueno, no. Miento. En esta
ocasión, seguro que es el propio Lorca quien lo trae debajo del brazo.
Porque se lo debe a la ciudad. Dijo que volvería mañana. Al final, se
retrasó más de lo previsto (la guerra, la muerte y esas pendejadas,
capaces de estorbarte durante más de ochenta años). Pero ya está. Ya
está de vuelta.
Es verdad que el tiempo pone todo en su sitio.
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