lunes, 6 de julio de 2015

Verano en Madrid

Meterte en todo el meollo de un aspersor y darte una duchita a costa de un jardín público hasta salir con el vestido totalmente calado: un placer que no experimentaba desde hará unos dieciséis años. Me chistaba con su insistente ts ts ts, y oye, una no es de piedra.
Alicientes a los 35 grados que marca el mercurio en la calle a las 11 de la noche. Lástima que dos metros más allá ya estuviese de nuevo totalmente seca.

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