domingo, 26 de julio de 2015

Piropeando, que es gerundio

Pasé ante una terraza. En su umbral, cual centinela custodio, velaba muy profesional un camarero. Impertérrito, antebrazo extendido, y sobre él, un trapo doblado por la mitad. Y fue en éstas que el trapo se le cayó y se precipitó en un azoramiento a recogerlo. Cuando se incorporó, me interpeló entre apurado y regañón: "¿Ves lo que has hecho? Que me has puesto nervioso. Que no se puede ser tan guapa". Por un momento no supe si me estaba echando un piropo o la bronca, así que hasta me disculpé. Luego me fui, más hueca que una paloma.
Y un poco más luego me puse a pensar en el tema de los requiebros callejeros, tan denostados de un tiempo a esta parte.
Claro, porque muchas veces resultan en acoso, y son desagradables, y también un exponente más del machismo carpetovetónico que tanta raigambre y señorío tiene por estos predios (al igual que en las tres cuartas partes del planeta).
Pero ¿y si, una vez efectuado el diagnóstico, nos equivocáramos en el remedio? Tal vez la solución no pase por prescribir cuanta más asepsia, cuanta más profilaxis mejor. Porque hay que reconocer que el decir y oír cosas bonitas, si son concebidas con respeto y sana intención, salpimentan la convivencia en sociedad, la hacen más cálida y divertida. Una miaja más amena. Y quien diga lo contrario y se rasgue las vestiduras porque le han llamado "guapo" creo que más que guapo es pelín hipócrita.
Eso sí, para que el arte del cumplido abandonara definitivamente el coto del machismo, debería poder ser practicado en igualdad de condiciones en ambos sentidos (galanteo bidireccional), y que yo misma pueda decirle con toda paz a un tío bueno con el que me cruce por la calle: "Eh, tú, sí, tú, el de la corbata amarilla, que me gustas más que levantarme tarde". Y que luego cada uno pueda seguir su camino, él halagado, y yo más que pancha, sin temor de meterme en un soberano lío. Conquistas del feminismo, frívolas si se quiere, muy de andar por casa, pero que serán, más que ninguna otra, el baremo definitivo para demostrar que la igualdad se ha conseguido. Maybe. Someday.

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