miércoles, 4 de abril de 2012

Tengo un callo malayo amarillo

Si sois unos románticos amantes de lo clásico, no sigáis leyendo. Me dispongo a perpetrar un alunizaje contra un mito amarillo que hasta ahora circulaba por las calles de Nueva York. Y advierto de que el icono se va a quedar hecho añicos. Lo voy a hacer valiéndome de este compacto vehículo de Nissan. ¿A que es feo con avaricia? Pues, señores, el prototipo que acabo de presentarles en primicia es el próximo taxi neoyorquino. Yo hoy en el Salón del Automóvil me he quedado desolada, y la consternación no me permite agregar nada más. Bueno sí: que si Robert de Niro hubiese tenido que conducir "eso" en "Taxi Driver", se habría vuelto derechito a combatir a Vietnam, y, en comparación con ese morro carente de gracia y esa mirada de faros aviesos, las guerrillas del Vietcong le habrían resultado casi un alivio. Y, si en la memorable escena final de "Desayuno con diamantes", Audrey Hepburn hubiera departido con su galán en ese asiento trasero, os aseguro que no habrían acabado juntos. He dicho. Ahí se estrelle y que viva el transporte público.

1 comentario:

  1. Ya estás discriminando... seguro que tiene una belleza interior intachable!!!

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