domingo, 26 de febrero de 2012

Versión apócrifa del cuento neoyorquino del rascacielos perdido

6 de febrero.

El Chrysler llevaba 82 años jugando al chocolate inglés. Pero estaba empezando a perder la esperanza de que alguna vez fuera a divertirle. Había elegido un mal sitio para jugar. Por allí pasaba tanta gente que, en 82 años, no se había presentado el mágico momento en el que nadie le estuviera mirando. Y las reglas eran las reglas. Hasta que eso no ocurriera, no podía echarse a correr para tocar la pared de enfrente y gritar "¡chocolate inglés!". Así que el Chrysler, tras 82 años de forzosa inmovilidad, decidió tirar por la calle de en medio (concretamente por la 42 con Lexington). A partir de aquel momento, cambiaba de juego. Y acto seguido comenzó a jugar al escondite, envolviéndose desafiante tras un jirón de niebla. A ver si le encontraban aquellas gallinitas ciegas.


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