miércoles, 9 de noviembre de 2016

EEUU tiene nuevo presidente

Entreabro los ojos y pregunto, por puro trámite, dado que la burbuja de medios ilustrados que en realidad no se enteran de la misa la media me ha hecho creer que el votante medio posee criterio suficiente como para no condenarse al desastre: "¿Quién ha ganado?". "Trump...", me dicen. Y todavía tengo unos segundos de gracia para creer lo que quiero creer. Que me mienten. Que se cachondean de mí. Que es broma. Hasta que veo la pantalla del móvil. Y me quedo consternada. Otra línea roja de lo histriónico que acabamos de cruzar. Me abstengo de decir "disfrutad de lo votado" al pensar en los amigos que dejé allá, los que hace cuatro años celebraban la victoria de Obama en una noche neoyorquina muy distinta a la que acabarán de vivir hace unas horas. Y también porque, a los que nos encontramos en este lado del charco, esta elección nos va a salpicar igual. Estamos en el mismo brete. El de la venganza democrática de los palurdos. El de unas urnas tomadas por la estupidez, la falta de respeto, infestadas por el miedo al diferente. Estúpidos nosotros, los palurdos que creíamos que el sentido común aún tenía una oportunidad.

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