viernes, 10 de junio de 2016

Debatid, malditas, ¡debatid!

Lo que tienen las vacaciones es que desconectas. Y cuando vuelves a enchufar todos los aparatos, te enteras de que, durante tu apartamiento del mundanal ruido, al mundo le ha dado tiempo a organizar una especie de cosa a la que ha denominado, pomposa y ridículamente, como "Debate de Mujeres". En Antena 3. En horario de máxima audiencia. Para que lo vea toda España. Para que todo el país se entere de lo progresista y moderna que se nos ha vuelto la idiosincrasia a los de la vieja piel de toro.
Tan progresistas y modernos, oyes, que les hemos cedido a la Bescansa, la Arrimadas, la Robles y la Levy un espacio de charloteo para ellas solitas, para que se despachen a gusto y se refocilen en su feminidad hasta quedarse hartitas. Para que luego digan que las mujeres no tienen visibilidad, ni relevancia política, y sí techos de cristal. Por favor. Cómo vamos a consentir eso, con lo progresistas y modernos que somos. Eso se soluciona por la vía rápida, con una cuota de (dis)paridad a lo bestia: tres horas de televisión para su exclusivo disfrute, para que se exhiban en su coto de estrógenos, en su gineceo, tan "protas" ellas, tan monas, tan mujeres. Así, si alguna está atravesando esos días del mes y por el plató sobrevuela un ataque especialmente punzante, capaz de magullar la fina piel de una de las féminas y ésta, irremediablemente, prorrumpe en sollozos, todas sus compis de escaño rebajarán el tono de la bronca, para no violentarla, ni herirla, respetuosas con su menstruo, por aquello de la empatía. Porque las mujeres somos muy empáticas, por si no lo sabíais. Un ejercicio de empatía que resultaría inviable en caso de haber varones en la sala. De este modo, nuestras políticas juegan en igualdad de condiciones, en un entorno controlado de niñas burbuja, una fiesta de pijamas (o camisones), a salvo de que les salga al paso algún picha brava con sus virilidades. En fin, para que luego digan que no cuidamos al bello sexo, si las tenemos en palmitas, para que pueden sentirse seguras. Como con las compresas.
Si es que... tan progresistas y modernos nos hemos vuelto que ahora ya hasta segregamos a nuestras figuras públicas por sexo, como en los colegios de los tiempos franquistas.
Lo único es que, si queremos mostrarnos lógicos con esta lógica, el siguiente paso ha de ser -es de cajón- la convocatoria de un "Debate de Varones". Un campo de nabos en toda regla. Para que, a la hora de batirse, no se les corte la hombría. Si no, estaremos incurriendo en una desigualdad aberrante, completamente contraria a nuestro progresismo y modernidad. Y así, cada quien en su lugar, cada uno en su baño de damas o caballeros, y Dios en el de todos.
Ya se sabe que mezclar ha sido siempre, y será, una pésima idea.

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