jueves, 26 de febrero de 2015

Dumbo en la bañera

Estaba en el baño haciendo mis cosas (no especificaré la índole de las intimidades, morbosos) y de pronto... ¡zas! Casi suelto un grito... En mi bañera se había colado un... bueno, dejo que lo adivinéis vosotros. Para aquellos a los que una infancia delante de la caja tonta os haya esquilmado la imaginación, daré pistas: es un bicho de un apéndice nasal gongorino (o superlativo que diría Quevedo), de constitución robusta y hueso ancho, que dirían algunos en la consulta del endocrino, cuyo rencor no deberías ganarte porque dicen que son de memoria larga, y el ratoncito Pérez, con sus colmillos, podría convertirse en mayorista. Ah, y barrita, que, además de una barra pequeña, es un verbo muy bonito (yo barrito, tú barritas, él...). Lo que da de sí una alfombrilla de baño colgada al descuido en una mampara de ducha...


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