miércoles, 15 de enero de 2014

El segundo acto

Hoy era el día de retomar el vicio del teatro. Me dirijo a mi primera clase. Me bajo en la parada de metro correspondiente. Una cuyo nombre no significa nada para mí, bisoña todavía en el callejero de Madrid. Y, al subir a la superficie, me encuentro con cierta tabacalera autogestionada en la que ya hice teatro una vez, hace casi tres años (que parecen toda una vida). La casualidad es una guasona incorregible. La nostalgia de un orgasmo en una silla masculina me corroe. ¡"La cantante calva" rules!



No hay comentarios:

Publicar un comentario