viernes, 15 de enero de 2016

Plumeros superfluos

Los rapsodas se cuentan que en el s.II a.C. se hallaba la célebre filósofa Zenona de Halicarnaso ante el portalón de su morada, mirando fija y filosóficamente al infinito, cuando en éstas llegó su marido, y al percatarse de la gruesa capa de polvo que cubría todas las superficies a la vista, la increpó del siguiente modo:
-¡Mujer! ¿Cómo me lo tienes todo así? Más te rentaría limpiar un poco en vez de andar pensando tanto.
Y, si hemos de fiarnos de los rapsodas, éstos se cuentan que Zenona de Halicarnaso miró a su marido con indulgencia y abrió la boca para pronunciar una sentencia con la que quedaría inaugurada toda la historia de la filosofía moderna:
-¿Para qué limpiarlo? Si la vida no es más que eso. Nacemos de un polvo, y al polvo vamos.


Y con esta trastada de cuento, doy por inaugurado este pantano y el fin de semana. Si aceptáis mi consejo, dedicadlo a lo que queráis, pero no a los plumeros.

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