sábado, 8 de noviembre de 2014

Te comería a versos

Le hablaron de la versófaga y, como nunca había visto ninguna, se fue a conocerla. Cuando la tuvo delante, le preguntó:
-Vamos a ver, ¿tú a qué te dedicas?
Y la versófaga le respondió:
-Pues verás, yo soy artista, y por eso hago las cosas por amor al arte. Es decir, que vivo del aire. Y como los versos están hechos en un noventa por ciento de aire (el talento y la inspiración tan sólo son el diez por ciento restante), básicamente mi dieta se compone de versos.
-¿Y eso cómo se come?
-Pues resulta que cuando compongo un poema sobre una realidad, esa realidad me alimenta. Chute de nutrientes a cambio de chute de estrofas.Es sencillo. Quid pro quo.
-Eso sí que no me lo trago.
-Da igual que tú te lo tragues o no para que la verdad sea la que es.
Y él recapituló:
-Entonces, me estás diciendo que, por ejemplo, ¿podrías comerme a mí?
-¡Claro!
-¿Cómo?
-Componiéndote un poema de amor.
-Pues venga, inténtalo.
Y la versófaga sonrió:
-Tú lo has querido... De hecho, son tantas las ganas que te tengo, que para comerte a ti sólo necesito dos versos.
-¿Cuáles?

-"Ñam
   ñam".

En cuanto la versófaga lo recitó, él soltó un alarido por el salvaje mordisco que le propinó esta rima consonante. Y de tanto como la versófaga le quiso en adelante, el pobre hombre se quedó en los huesos.



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