miércoles, 4 de julio de 2012

La independencia de los zampabollos

Una vez más me dispongo a destripar un mito de la panoplia americana. Y uso este verbo, "destripar", con toda la mala intención. Veréis por qué. El 4 de julio se celebra el día de la Independencia, porque en tal día como hoy, cuando corría el año 1776, se constituyó esta gran nación de las barras y estrellas que tanto nos emociona, gracias a que en Pennsylvania se reunieron los representantes de las trece colonias británicas y firmaron un texto muy bonito sobre la libertad y la felicidad y la dignidad del hombre y se quedaron tan a gusto. Y luego se agenciaron un director chovinista, véase Oliver Stone, les rueda una película, la titula "Nacido el 4 de julio", incluye a Tom Cruise en el reparto (antes de que lo dejara Katie) y ya tenemos país para rato. Pero luego, con el paso del tiempo, es inevitable que la idiosincrasia de los pueblos evolucione y, a veces, se les acabe rompiendo una tripa por algún lado. Porque lo cierto es que el festejo más reseñable del 4 de julio no son los desfiles ni los fuegos artificiales (bien decepcionantes, todo hay que decirlo; tendrían que aprender de la pirotecnia sanferminera, que también se estrena por estas fechas). El gran acontecimiento de este excelso día es un concurso de perritos calientes. No nos engañemos. Sus héroes nacionales no son el padrecito fundador Thomas Jefferson ni otros próceres insignes. Sus actuales héroes nacionales son los zampabollos. Que tienen muchísimos fans, por cierto, entre ellos mucho español, encantado de fotografiarse con estos pesos pesados de la caloría. Sin embargo, no es en este hecho donde se revela la decadencia de Estados Unidos. Qué va. Si sólo fuera eso... Lo realmente estomagante es que este certamen ni siquiera lo gana el hombre americano medio, curtido en los tugurios de pizza de a un dólar, las bolsas de aperitivos formato familiar y cebado en la teta del capitalismo de sofá. 





 
Para vergüenza y oprobio del Homer Simpson de a pie, ha tenido que venir una surcoreana de 47 kilos a darles sopas con hondas y batir un nuevo récord en la categoría femenina al engullir 45 perritos calientes en diez minutos. 




 No sé cómo pueden seguir saliendo a la calle con la cabeza alta después de esto. Con razón dicen que los chinos se nos van a comer a todos por los pies. Quizás la única victoria que se pueden anotar es la de haber hecho asimilar al resto del mundo su patrón cultural: el de tragaldabas. Hotdogcentrismo sin fronteras. Pero en fin, que no lloren por esta humillación, que siguen teniendo un gran país (talla XL). Y, sobre todo, que hagan de tripas corazón.

http://noticias.lainformacion.com/estilo-de-vida-y-tiempo-libre/gastronomia-restaurantes-y-cocina/los-devoradores-de-perritos-calientes-concursan-de-nuevo-en-nueva-york_dMv8mk2IGIAamj4yJNzxF3/

1 comentario:

  1. Vaya la surcoreana... seguro que es un americano obeso disfrazado!!!!!

    ResponderEliminar