Jamás
lo habría imaginado. Pero hoy, toma curiosidad antropológica, sin
comerlo ni beberlo, me han hecho una entrevista y luego la han traducido
al euskera. Toma ya. Para que luego digan que en Eibar no pasan cosas.
Desventajas: ya pueden tergiversarme de lo lindo, que me voy a quedar
tan pichi. Los maños, en cuanto nos sacan un poquico del agur, nos
perdemos con los ricos matices del vascuence.
Ventajas: ya sé lo que
siente esa gente de la que dicen "ha sido traducido a tantos idiomas".
Eso es internacionalización y lo demás, tonterías.
En la página 10
http://www.etakitto.com/docs/aldizkariak/834-alea.pdf
http://www.facebook.com/photo.php?v=520691357963798
Me comentan que, al parecer, algunos abuelos
de Eibar se han aficionado a escuchar por la radio los cuentos de los
miércoles con sus nietos. Y que les gustan. Una razón más que suficiente
para que hoy sea un buen día.
A pesar de las Cospedales de la vida.
Como aperitivo, me hicieron una entrevista en Radio Eibar
http://www.ivoox.com/entrevista-a-marta-quintin-audios-mp3_rf_1735033_1.html
Y luego...
Maños: desafío conseguido. Petamos la
Fnac de Plaza España!!! Plas, plas, bravo y olé por vosotros! No sabéis
qué emoción ver esa sala abarrotada. Lo siento por los muchos que
tuvisteis que estar de pie... Pero, a la vez, qué subidón: no
cabíamos!!! Y sí, gajes del oficio, de tanto firmar, me cargué un boli.
"Dime una palabra"... Pues sin palabras. En todo caso, gracias, gracias,
gracias, gracias...
Y aún había más!
Me entrevistan en "A vivir Aragón" de la Cadena SER de Zaragoza. A partir del minuto 27.
http://www.ivoox.com/a-vivir-aragon-domingo-27-01-2013-audios-mp3_rf_1740951_1.html
Como de lo que se trata en esta vida es de echarle cuento a las cosas,
me hace muchísima ilusión comunicaros que, de los cuentos neoyorquinos,
pasamos a los cuentos eibarreses. Hoy inauguro una sección radiofónica.
Todos los miércoles os contaré uno, en la cadena SER de Eibar. ¿Os
quedáis a escucharme?
Éste es el primero: para estos días de lluvia. Desde el domingo, en Eibar no ha dejado de diluviar ni un instante.
http://www.ivoox.com/cuento-sobre-lluvia-audios-mp3_rf_1711693_1.html
En mi primer día de trabajo he estado en ese balcón. Desde allí se proclamó la Segunda República. No es por dar ideas, pero...
Una de las ventajas de vivir con un alemán que
aspira a ser profesor de español es que puedes permitirte el lujo de
corregirle cada dos por tres con aire paternalista e indulgente
(pensando, de paso y con placer, cual españolito desquitado, "chúpate
ésa, hijo de la gran Merkel"). Y, encima, no te mira mal, sino que te da
las gracias. Pero a veces, lo de jugar a ser Hispanista Sin Fronteras...
bueno, digamos que te puede salir el tiro por la culata. Veámoslo.
Estás comiendo, y entra el alemán en la habitación y te dice con
jovialidad: "¡Que aproveches!". Miras al maromo de dos metros y le
indicas con elegancia y dulzura su incorrección lingüística. "¿Has dicho
'que aproveche' o 'que aproveches?". El gigantón ario titubea, le
entran sudores, como si se lo estuviera jugando todo entre dos opciones
del "50 por 15", sin comodín del público ni de la llamada, y como si la
menda se hubiera transfigurado en el mismísimo Carlos Sobera de cuerpo
presente enarcando una ceja. Se masca la tensión, pero, al final, se
arriesga y contesta a la desesperada: "Que aproveches".
Meeeec.
Error. "Ah, vale, que aproveche, que la comida te aproveche...
¡gracias!". "No hay de qué, hombre de Dios", le dices sintiéndote una
filántropa de las que ya no quedan.
Pero pasan las horas. Llega
el momento de cenar. Y el de la venganza. Un plato que se sirve frío...
o demasiado caliente. Metes una pizza al microondas. En el envoltorio
pone claramente que tiene que estar seis minutos dando vueltas. Acatas
la orden. A los cinco minutos, comienza a salir una sospechosa humareda,
un acre olor a socarrado se expande por la estancia y el alemán irrumpe
alarmado en el comedor gritando: "¡Es muy peligggrosso! ¡Va a saltar la
alagggma de insendios!".
Olvidando los resquemores de la deuda
soberana y las diferencias entre los países norte-sur, entre los dos abrimos las
ventanas y rescatamos, no a Grecia, sino el pedazo de pizza carbonizado. Yo miro mi cena
consternada. Él me mira a mí y me suelta cortésmente: "Que aproveche".
Vale. Ahí has estado fino, Herr Kartofen. Me has ganado este asalto, lo reconozco. ¿Cómo se dice "cabrito" en la lengua de Goethe?
-¿Sabes? Hace un año me marché. Sí, me marché. Pero ¿sabes qué hice?
Pues te facturé con el resto del equipaje. Soy así de burra. La empleada
de las aerolíneas rusas frunció el ceño y me advirtió: “Lleva usted
sobrrrrepeso”. No me importó. Lo pagué. Le dije desafiante: “Y ni se les
ocurra perderme la maleta. Me la subo conmigo a la cabina si hace
falta”.
Después de un año,
regresé. Y me obstiné, en el viaje de vuelta, en traerte otra vez. Me
encontré con la misma empleada de las aerolíneas rusas, que insistió:
“Lleva usted sobrrrrepeso”. Le repliqué: “¿Y qué?”. Enarcó la ceja y
apostilló: “Es usted una terrrrca”. Me reí. “No lo sabes bien”.
Pero
ya valió. No puedo seguir cargando con una maleta que me dobla en peso,
arrastrándola por un aeropuerto en el que no me espera nadie. No soy
Tom Hanks. No puedo quedarme a vivir en una terminal. Sale muy caro
desayunar allí todos los días. Por no hablar del precio del desodorante o
del Kit Kat.
Por eso, hoy volví al mostrador de la aerolínea, y la
empleada se crispó: “¿Usted de nuevo porrr aquí? ¿Cuántos kilos de más
va a facturrrrarrrr esta vez?”.
“Ninguno”, le contesté. Quise hacer
bailotear mis dedos delante de sus narices, para demostrarle que los
tenía libres y vacíos, pero no pude. En lugar de brazos, de pronto tenía
alas. Tanto mejor. “¿Ve? Con las plumas no se puede agarrar ni el asa
de una maleta. Por no llevar, no llevo ni equipaje de mano. Porque ya no
tengo manos”.
“¿Y entonces qué quiere?”, se impacientó la rusa.
Le sonreí: “¿Cuándo sale el próximo vuelo?”.
Como locutora: grabado mi primer Hora 25 :)
Como entrevistada: hablo a partir del minuto 19 en este programa de La Hoja del lunes de Onda Cero Navarra
http://www.ondacero.es/audios-online/emisoras/pamplona/aqui-en-la-onda/hoja-lunes/aqui-onda-navarra-1401-hoja-lunes-maria-lorea_2013011400148.html
Año nuevo, vida nueva. Ya no estoy en Nueva York. Ésta es la última imagen que tengo de Manhattan. Elocuente, ¿eh?
Pero llega una etapa no menos interesante: nuevas desde Eibar. Porque no importa dónde estés. Sólo importan las historias, y, por fortuna, de ésas tengo para rato. ¿Me acompañáis?
La primera en la frente. Lo que refiero a continuación es lo que me ocurrió nada más llegar a esta egregia población guipuzcoana:
-Perdonen, ¿me pueden decir dónde es esta dirección?
Cara de susto y de "¿llevas víveres suficientes para una travesía por el desierto de El Gobi?".
-Pues está en la otra punta. Te queda un buen trecho, maja. Por lo
menos tienes que andar... doscientos o trescientos metros...
Bienvenida a Eibar, new yorker.
Seguimos informando.